Per Aldo Ciprian, regidor de l’Ajuntament de Sant Cugat i portaveu de Cs Sant Cugat
La crisis del Coronavirus está afectando a la sociedad española y europea de manera significativa. Es sin duda un terremoto que sacude todos los cimientos de nuestra civilización desde sus raíces: una profunda crisis económica, social y con una metástasis psicológica que afecta todas las personas.
Desde esta columna quiero solidarizarme con todas aquellas familias que han perdido a un ser querido por esta cruel enfermedad que mata en la soledad y que no permite despedirse de nuestros seres queridos, de nuestros referentes en la vida.
Quizás en las condiciones más feroces que nunca, desde nuestras pesadillas más oscuras, podríamos haber imaginado. Esta calamidad que se ha cebado principalmente con nuestros mayores, aquellas personas que con su esfuerzo y tesón han creado todo aquello que nos rodea.
Es por este motivo que quiero perpetuar la memoria de nuestros padres, de nuestros abuelos que, tras incontables luchas para mejorar nuestra vida, han recibido el peor reconocimiento del destino.
Porque siempre habrá tiempo para festejar y aplaudir a todos aquellos que velan por nuestro bienestar. Cuando pase todo.
Hoy toca rememorar y honrar a aquellos que ya no están y sosegar a aquellos que dejaron tras de sí.